Por primera vez en muchos años baja la población activa, es decir, el número de personas que se manifiestan dispuestos a trabajar. Ocurrió en el cuarto trimestre y bajó en 92.000 personas. Obviamente no es que haya menos personas dispuestas a trabajar, sino que dada la situación del mercado laboral, ni se molestan en buscar empleo.
Por otra parte, las estadísticas muestran cómo gran parte del ajuste se ha producido en el empleo temporal, lo que demuestra -como argumenta el Gobierno- la enorme flexibilidad de nuestro mercado laboral. Veamos. En 2006 los contratos temporales suponían un 34% de la masa laboral; actualmente apenas supone el 25,1%. Rejonazo. Por el contrario, parece que la modalidad del contrato a tiempo parcial empieza a repuntar. En el 2006 era del 12,13% y ahora se sitúa en el 13,87%. ¿Es que hay más conciliación trabajo-familia? Probablemente no. Más bien que los empresarios están echando mano de esta modalidad contractual para evitar engordar los costes laborales.