Ni los asesores del propio ZP se lo creen: ocho puntos de diferencia ente el PSOE y el PP en medio de una crisis pavorosa y con el paro como prueba fehaciente del desastre en el que se ha convertido la política económica socialista. Debería ser al revés, comenta un de ellos.
Pero no lo es porque si la política económica de Zapatero nos ha convertido en el país de la UE de los 27 en el que más y más rápido crece el paro.
Pero si hay algo que el electorado español no soporta es la división interna entre las formaciones, y con la presunta trama de presunto espionaje de la Comunidad de Madrid, montada por el periódico socialista El País, el PP se ha hundido. El precitado diario, que ha lanzado una farragosa e inteligible denuncia ha conseguido lo que quería en la portada del martes: Rajoy avisa a Aguirre: Cada uno debe saber lo que tiene debajo. En otras palabras, da por buenas las acusaciones del diario, al igual que hizo el alcalde Gallardón en cuanto surgió un escándalo un tanto artificial del grupo PRISA.
El PP se parece cada vez más a la UCD. Rato no tiene autoridad suficiente para poner orden, así que muchos anhelan ya la vuelta de José María Aznar. Ojo, no como candidato a La Moncloa sino en nueva operación Hernández Mancha, cuando el fundador Manuel Fraga, regresó con el único objetivo de cambiar el liderazgo, poner orden y nombrar un sucesor aceptado por todos.
En el PSOE, por tanto, se preparan para forzar una democracia vigilada y para controlar todos los resortes sociales. Ya controlan el más importante, la televisión, donde el PP no cuenta con otro aliado que Telemadrid. También la CEOE, que les ha entregado Gerardo Díaz Ferrán tras laminar toda oposición en la Patronal. Ahora, le toca el turno a la banca.
El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara ya ha insinuado una intervención, mientras el ministro de Industria, Sebastián, ha pasado a la amenaza: al Gobierno se le acaba la paciencia.
No son palabras lanzadas al aire, sino la creación de un clima que justifica la intervención de Moncloa en los bancos, siempre a través de la institución más adecuada para la tarea: el Banco de España, regido por un socialista de carné, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO).
En el Banco de España aseguran que no se trata de nacionalizar y, si fuera posible, tampoco de adquirir participaciones, siguiendo los ejemplos de Reino Unido y Alemania, sino de intervenir, es decir, de intercambiar ayudas, especialmente de liquidez, a cambio de realizar cambios en la cúpulas y llenar ésta de elementos afines al PSOE. Eso sí, para eso hay que encontrar esos elementos.
Por decir lago, no cabe duda de que el presidente del BBVA, Francisco González, o el de Banco Popular, Ángel Ron, no son los banqueros más queridos por los socialistas.
En cualquier caso, ¿por qué vas a nacionalizar, con las complicaciones que provoca, en lugar de controlar, que es mucho más cómodo y otorga mucho más poder, que es de lo que se trata?
En el entretanto, el PP está muy ocupado en degollarse.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com