Se trata de caminar hacia la equiparación con los sueldos vigentes en Europa y subir los salarios bajos -muy bajos- vigentes en España para que, al menos, el salario mínimo interprofesional represente el 60% del salario medio, uno de los principios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Y despido libre, esto es, supresión de la causalidad, porque el empresario no es un ser pérfido que disfruta echando gente a la calle, sino alguien que contrata cuando lo necesita y despide cuando bajan los ingresos. Al empresario no hay que llevarle a juicio, sino obligarle a pagar buenos salarios. Hay que conseguir que el empresario pierda el miedo a contratar, pues hoy considera que contratar un trabajador es casarse con él. En España, de hecho, no es como casarse, sino mucho peor: con el divorcio express que ZP instruyó en 2005, es más fácil despedir a la esposa que al trabajador.
Despido libre con un máximo de indemnización según los años trabajados.
Pero la ecuación despido libre frente a salario digno debe combinarse con la reducción de impuestos laborales, especialmente de la cuotas sociales. Y es el momento adecuado: bien está que subas el IVA, con la inflación baja, siempre que, en compensación, reduzcas las cuotas sociales. Este es el momento.
Eulogio López
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