La educación diferenciada en los centros públicos de Estados Unidos es uno de los puntos en los que republicanos y demócratas están de acuerdo.
No se habla de un modelo de gran raigambre, hay que retroceder al año 2006 cuando se aprobó el Instituto de Regulación para la Implantación de "single sex" en los colegios públicos o que reciben financiación estatal.
"Hasta ahora las experiencias diferenciadas en centros públicos han crecido considerablemente recibiendo un apoyo variado", afirma María Calvo Charro, presidenta de la Asociación Europea para la Educación Diferenciada (Easse).
Este tipo de enseñanza se aplica en 550 escuelas públicas de Estados Unidos. "No se puede enseñar igual a los niños que a las niñas. No enseñamos a los chicos de acuerdo con las necesidades que un varón realmente tiene para poder afrontar la lectura, por ejemplo", asegura David Chadwell, director de iniciativas educativas de Carolina del Sur e impulsor de la enseñanza diferenciada en Estados Unidos.
"Los padres, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos". Sin embargo muchos progenitores pueden verse forzados a renunciar a la educación diferenciada impartida por los colegios que separan los escolares por sexos ya que, el proyecto de Ley de Igualdad de Trato y la No Discriminación, aprobada por el Consejo de Ministros, estipula que "los centros educativos que excluyan del ingreso en los mismos a grupos o personas individuales por razón de alguna de las causas establecidas en esta Ley", entre las que se incluyen, origen racial, religión, opinión, edad, discapacidad o sexo, no podrán acogerse a cualquier tipo de financiación pública. De un plumazo el Gobierno elimina el apoyo económico a los colegios concertados con la enseñanza diferenciada.
Cerca de 50.000 alumnos cursan sus estudios en los 67 colegios en los que se imparte la educación diferenciada. Los progenitores tendrán que desembolsar 300 millones de euros si desean continuar con la educación por sexos, según la Asociación Europea de Educación Diferenciada (Easse). El Gobierno está eliminando un derecho de los padres: la elección del tipo de educación que prefieren para sus hijos.
Clemente Ferrer
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