He leído una traducción castellana de la Carta a los católicos irlandeses que se hizo pública el pasado día 19 festividad de san José.
Me ha parecido, Sr. Director, que en ésta carta el Papa condena de forma tajante los casos de pederastia atribuidos a sacerdotes y establece la postura inequívoca de la Iglesia en esta delicada materia. El Papa recuerda que los implicados deberán responder ante Dios y ante los tribunales de Justicia al tiempo que manifiesta su vergüenza y remordimiento por la existencia de estos casos que suponen una grave traición a la confianza depositada por los padres de los afectados.
Pienso que son palabras muy duras, no obstante están a la altura de la importancia del problema, incluyendo también la orden de apertura de una investigación a fondo en las diócesis y seminarios. Al margen de cuestiones de imagen o de debates interesados, lo primero y principal es -en efecto- que la Iglesia actúe con el máximo rigor y exija a los implicados que admitan su culpa y hagan lo posible por reparar el daño causado.
Desde el punto de vista cristiano, el arrepentimiento y la penitencia son elementos sustanciales para hacer frente a este drama personal y social que el Papa afronta con energía desde la suprema responsabilidad que le incumbe.
Como católico me comprometo a tener presente en mis oraciones y a reparar en lo posible con mis sacrificios, estos desgraciados casos, especialmente a las personas afectadas y al Santo Padre, sin duda interesado en que se esclarezca la antes posible.
Jesús Martínez Madrid