En la SER se comentaba la noticia de Natascha, la joven secuestrada durante 8 años. Esa chica es ahora rehén de los medios de comunicación. Hay dinero por medio. Parece ser que va a seguir en el universo mediático y cobrando. ¿Puede una niña estar sometida a esto tras ese trauma? A lo mejor estamos creando una monstruosidad, comentaba un tertuliano de la SER.
Francino opinaba que el caso reúne todos los ingredientes de lo que se entiende como noticia.
Otro apuntaba: Lo que habéis dicho de la madurez le ha permitido cambiar. Ha demostrado que no era tanto una relación pedófila como una relación pedagógica. Un educador le ha tenido que tallar su personalidad. Y ha tenido que ser su secuestrador. Es una relación de la discípula con un pedagogo. Es lo que nos han vendido ayer de maravilla. Han desarticulado la estrategia morbosa, sexual, de los medios de comunicación.
Manuel decía que lo que sí he podido leer es que hay bastante alarma cerca del circo mediático. Hay un círculo en torno a ella para hacer un caso muy lucrativo. Los primeros síntomas que he podido leer es que eso se está ya poniendo de manifiesto. Si la cara es el espejo del alma, impresiona ese gesto de tranquilidad, de serenidad y madurez que tiene la expresión de esta chica. Esa paz que transmite con los ojos es sorprendente.
Produce incomodidad hacer juicios sobre la personalidad de la chica. Es un suceso muy cualificado, 8 años de secuestro en unas condiciones especiales y hay que ver cómo se universaliza, terciaba otro tertuliano.
Y otra añadía: A mí, lo que más me conmueve, es que los que tenemos hijos, que nos esforzamos por formarles, no hemos tenido esa capacidad que ha tenido el secuestrador. Lo único que le preocupaba cuando saló del secuestro en ese instante es que nadie le viera la cara. Aprendió a prepararlo todo y a pensar en todo.