El artículo La mentalidad anticapitalista del Sr. Rubén Manso me mueve a estas breves reflexiones que deseo transmitirle, aunque advirtiendo que no es tarea sencilla responder a un escrito sintético, que traza algunas líneas fundamentales, pero necesariamente debe reducir las argumentaciones en razón del espacio disponible.
Por eso me detengo en este párrafo: "No lean el libro con prejuicios hacia la palabra capitalismo e identifíquenlo simplemente con el sistema de libertad de mercado que utiliza el contrato como medio de relación entre los intervinientes en el mismo, respeta la propiedad privada y exige que dichos intervinientes se responsabilicen de sus actos (un sistema económico basado en estos principios se defiende en Caritas in Veritate)".
Aquí aprecio una gran confusión, o tal vez un deseo de hacer compatible el pensamiento papal y por extensión el de la doctrina social de la Iglesia, con una postura ideológica.
Más que responderle yo mismo, le copio este párrafo del Papa Benedicto XVI del 30.04.2010 (Zenit.org) que pareciera anticiparse a los dichos del autor de la nota.
"El colapso financiero en todo el mundo ha demostrado, como sabemos, la fragilidad del sistema económico actual y de las instituciones relacionadas con él.
También ha demostrado el error de la hipótesis de que el mercado es capaz de autorregularse, independientemente de la intervención pública y del apoyo de las normas morales.
Esta hipótesis se basa en una noción empobrecida de la vida económica, como una especie de mecanismo de auto-calibración impulsado por el interés propio y la búsqueda de ganancias.
Como tal, pasa por alto el carácter esencialmente ético de la economía, como una actividad de y para los seres humanos.
Más allá de la espiral de producción y consumo en función de unas necesidades humanas estrictamente definidas, la vida económica debería ser un ejercicio de responsabilidad humana, intrínsecamente orientada hacia la promoción de la dignidad de la persona, la búsqueda del bien común y el desarrollo integral - político, cultural y espiritual - de individuos, familias y sociedades".
En estas líneas Benedicto XVI con su magistral poder de síntesis, produce un golpe terminante a la concepción errada de la economía libre, con la cual se estudió durante décadas los fundamentos de la economía. (Y se la seguirá estudiando así, pues este texto no mereció el menor comentario en la prensa mundial, ni en los círculos académicos).
Esta demás insistir en que de ningún modo se apoyan las ideas socialistas, pero es que el pensamiento de la doctrina social cristiana se aleja tanto de esa ideología, como la del endiosamiento del mercado.
Lo cual requeriría extenderme mucho más.
Eduardo Rafael Carrasco