Como señalaban los obispos en su reciente Declaración ante la crisis moral y económica, el momento actual requiere tomar conciencia del sufrimiento de nuestros hermanos más afectados por la crisis y un compromiso más solidario de todos, especialmente de los que tienen más capacidad para poner a disposición de los demás los bienes y recursos recibidos de Dios.
Y, aunque es a los poderes públicos a quienes les corresponde una gran responsabilidad en este escenario, es también necesario que colaboremos todos los ciudadanos, de manera especial los católicos como Iglesia samaritana, con otras organizaciones sociales en la solidaridad con las víctimas de la crisis.
Como hace Caritas, debemos tener en cuenta cuáles son los efectos de la crisis en las personas más vulnerables y orientar adecuadamente nuestro estilo de vida para paliar esas situaciones de necesidad por la que están pasando muchos ciudadanos. En este sentido, el gesto de la Conferencia Episcopal, entregando un donativo de tres millones de euros, quiere ser precisamente un estímulo para que todos tomemos conciencia y nos comprometamos, en la medida de nuestras posibilidades, de manera generosa y solidaria.
Quiero también felicitar desde aquí a esos amigos personales que desinteresadamente y de manera voluntaria trabajan en los bancos de alimentos mostrando su compromiso generoso y solidario.
Jesús Domingo Martínez