Las fuentes oficiales ofrecen las cifras de cierres de comercio con demasiado retraso. Por eso es bueno escuchar a la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) cuando advierte que, en un año, han desaparecido 30.000 comercios.
Pequeños comercios, se entiende, de pequeños propietarios. Franquiciados o no. España se proletariza y disminuye el número de emprendedores, es decir, los que más riqueza y empleo crean, en beneficio de las grandes empresas y de las también grandes compañías que trabajan para el Estado.
Y todo esto recuerda aquello de que la propiedad privada es como el estiércol: algo muy bueno con tal de que esté muy repartido.