La Seo de Zaragoza es la catedral de Aragón. La iglesia grande, el lugar donde se supone que los fieles laicos pueden acudir a buscar amparo, oración, y apoyo espiritual. Pero lo tendrán que hacer a las horas pactadas. No hay confesiones, y tan sólo hay dos misas al día y tres en días de festivo. Fuera del horario de culto, la Seo es una especie de museo con música de fondo donde los turistas llegan incluso a subir al altar mayor.
La polémica surgió hace años, cuando el entonces ministerio de Cultura emprendió la reforma de la Seo zaragozana con el famoso 1% cultural, que obligaba a dedicar el 1% del presupuesto de infraestructuras a obras de acondicionamiento del patrimonio cultural de la zona. Posteriormente el asunto se traspasó a la comunidad autónoma, que se dedicó a gestionar los fondos estructurales provenientes de Bruselas.
Con el cambio de administración, nada ha cambiado. El acoso por parte del gobierno autónomo hacia el cabildo de la Seo era el mismo con el PP que con el PSOE. El gobierno argumenta que como han sido ellos los que pagan, deben de poder decidir sobre el uso del templo. El cabildo se niega e insiste que se trata de un centro de oración. Mons. Yánez ha conseguido que el templo permanezca cerrado a las visitas en los momento de culto. Sin embargo, no ha podido evitar que la Seo permanezca abierta a modo de museo fuera de esos horarios.
Además, la comisión paritaria constituida para controlar el patrimonio artístico de la Seo lleva sin reunirse desde la llegada del nuevo gobierno. Una evidencia de que las relaciones no van bien. Lo mismo pasa con las catedrales que decidieron someterse al plan Catedrales. Muchas de ellas se han convertido de hecho en museos con culto tasado, a cambio del parné para su mantenimiento.
En la práctica se trata de una nueva desamortización. El run-run sobre la posibilidad de que el gobierno vuelva amenazar con cobrar el IBI de las catedrales y templos como ya hiciera Solchaga, está ahí. Y en paralelo, continua el acoso a los cabildos para convertir las catedrales en museos por la vía de los hechos. La titularidad de la piedra es poco relevante si el convenio de colaboración recluye el culto a las 9 de la madrugada.
Esta será sin duda uno de los puntos de la agenda laicista del gobierno, que por supuesto, también incluye el acoso financiero. La financiación de la Iglesia tendrá que ir a menos, apunta De la Vega. ¿Por qué? En la Conferencia Episcopal trabajan con un documento que apunta a que la iglesia aporta al Estado 40.000 millones de euros en concepto de servicios sociales. A esa cantidad habría que sumarle la labor de vertebración social realizada por los sacerdotes en los actos de bautismo, casamiento y defunción. Y por supuesto, la impagable asistencia espiritual de quienes han decidido consagrar su vida por el Evangelio. En Canadá una empresa se hizo multimillonaria ofreciendo servicios de confesiones laicas. Eso que los curas hacen durante horas a cambio de nada. Permanezcan atentos a la pantalla porque esto no ha hecho sino empezar.