Esta es la historia del profesor de una de mis hijas. Era habitualmente agredido por los alumnos de múltiples maneras. La dirección hizo caso omiso a las agresiones y los alumnos se crecieron.
Terminó dejando su puesto de trabajo. Hoy se encuentra en el paro, con 46 años. Parece claro que los menores están excesivamente protegidos, tal vez por los votos futuros. Impera un cierto libertinaje en la vida de las aulas. De la política de la letra con la sangre entra a la política de o me apruebas o te hago la vida imposible, te pego, te vilipendio,....
Unámonos todos los padres contra la negligencia de la política educativa, hagamos algo, porque la enseñanza se puede convertir en una basura. Tal vez sea mejor tener gente ignorante para que los políticos puedan manejarlos más fácilmente. ¿Eso queremos los padres para nuestros hijos?Tere García Peiró