El fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer, se dirigió en cierta ocasión a varios miembros de la Obra con las siguientes palabras: Hijos míos, estoy de las editoriales católicas hasta aquí.

Aunque siempre hay disidentes, las fuentes parecen concordar en que, por aquel entonces -San Josemaría murió en 1975-, no existía Educación para la Ciudadanía y, lo que es más importante, tampoco Ciencias para el Mundo Contemporáneo. Ya saben, EPC enseña a los adolescentes de la ESO, que la toma por el ano es una libre opción sexual, mientras que CMC es mucho más científica, y asegura a los bachilleres que el universo nació con una gran explosión de elementos sabidos de no se sabe dónde y que podemos tener cierta confianza en que un tal Darwin guarda el secreto de nuestra estadía sobre el planeta.

Todo esto viene a cuento de que acabo de leer el libro de SM (Sociedad Marianista) perteneciente a esta necedad no menos formidable que es la EPC. Me he detenido en el capítulo destinado a biogenética y otra vez me he vuelto a maravillar con la exquisita objetividad periodística de la clerecía progre, es decir, de la clerecía empresarial, es decir, de SM. Las distintas opciones están planteadas al alumno con exquisita objetividad, y se trate de células madre embrionarias, adultas o medio pensionistas. Cuánto tenemos que aprender los periodistas de la objetividad científica.

Naturalmente, libro de católicos en un colegio de católicos. A los estudiantes no se les explica las consecuencias éticas de masacrar embriones humanos, así como los numerosos logros terapéuticos, no vaya a ser que despierten del letargo. Eso no sería científico.

Lo que me recuerda otra frase de San Josemaría, atada a las anteriores: Los hay que viven de ser católicos, pero lo que tenemos que hacer es vivir a pesar de ser católico. La guinda final de San Josemaría encaja perfectamente con lo anterior: Algunos hijos míos son tan laicos que no parecen cristianos.

Eulogio López

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