Sin lugar a dudas, es verdad: es preferible, reír que llorar. Lo cantaba Peret, el emblema de la rumba catalana (una mezcla extraña, como fuera de lugar), que falleció ayer miércoles con 79 años y lleno de proyectos, a pesar de su cáncer de pulmón.
Las noticias 'bombardean' con su muerte y su capilla ardiente. Muchos españoles lo recordarán por su participación en Eurovisión de 1974 -sí, han pasado muchos años-, con su canción 'Canta y sé feliz'. Curioso contraste con Joan Manuel Serrat, que no quiso participar en 1968 en el mismo evento eurovisivo porque no le dejaron cantar 'La-la-la' en catalán. Por eso le sustituyó Massiel.
Casi nadie lo sabe, pero Peret se llamaba en realidad Pere Pubill Calaf. Preparaba su último trabajo, un disco cantado íntegramente en catalán, cuando le asaltó la enfermedad. "Quisiera comunicar que hace unos días me fue detectado un cáncer. Los médicos me aseguran que no tardaré mucho en subirme de nuevo a los escenarios, que es lo que más me gusta en el mundo". Esas fueron sus últimas palabras al público, a través de un comunicado.
Pero Peret se mojaba poco. Fue un contraste entre la España cañí y la posterior. No entro ni salgo; no tiene mayor importancia. Tras ese concierto le preguntaron si se sentía "nacionalista catalán". La respuesta fue graciosa: "Mire, he sido un español toda la vida. También he sido catalán y gitano, y hasta un poco francés, de Marsella. Soy de todo eso, ¿es que tengo que ser una sola cosa". Por la misma se hizo pastor evangélico y lo dejó al poco tiempo y un tanto agobiado. Prefería la guitarra.
'Sic transit gloria mundi' es la alocución latina que significa literalmente "así pasa la gloria del mundo".
Mariano Tomás
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