Sr. Director:
Con motivo de los sucesos de Pozuelo de Alarcón se está escribiendo mucho sobre las causas del botellón. A mi entender son las mismas que las del fracaso escolar, de la violencia y de agresiones sexuales de jóvenes.

Cuando se educa sin sentido del límite y no se sabe decir que no mientras son pequeños, es difícil evitar que de mayores se salgan siempre con la suya. En esa educación permisiva influye el hecho que las relaciones con los hijos se basan más en la afectividad y el sentimiento que en el verdadero amor.

No puede haber amor efectivo sin capacidad de sacrificio y de compromiso; fruto a su vez de la mentalidad hedonista y de la cultura de la desvinculación, que entiende la libertad como pura autonomía sin ningún tipo de limitación a lo que agrada o se apetece.

En último extremo es una manifestación de la ausencia de valores espirituales y de la crisis del estado del bienestar.

La prueba del algodón la tenemos en que estos problemas no los tienen en el tercer mundo; tendrán otros pero no éstos. Mientras todos continuemos valorando más el bien estar que el bien ser, será difícil que logremos solucionarlos. Y esa solución comienza por uno mismo; revisando la propia escala de valores.

Ismael Olmos Cabrera

ismaelolmos05@yahoo.es