• Máxima presión sobre Draghi y Merkel, hasta sus apoyos habituales tienen claro que no se puede dejar caer a España.
  • Al mismo tiempo, el martes, el miembro austríaco del Comité de Dirección del BCE propuso una alternativa a la compra de deuda por parte del BCE: que se otorgue una licencia bancaria al fondo de rescate para que la deuda sea adquirida a partir de éste último.
  • Esta última propuesta cuenta con el apoyo del ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo.

Han tenido gran relevancia las declaraciones realizadas por el ministro de Exteriores de Bélgica, Didier Reynders -quien fue también ministro de Finanzas de aquel país desde 1999 hasta 2011- que ha dado su apoyo a España, al afirmar que el Banco Central Europeo debe intervenir para paliar la crisis de la deuda soberana a través de la adquisición de deuda de aquellos países que se encuentren en mayores problemas, lo que ahora afecta, ante todo, a España e Italia.

En las declaraciones recogidas por el diario Financial Times, el máximo responsable de la diplomacia belga ha asegurado que no puede concebir que el BCE financie a los bancos a un 1% y, sin embargo, no invierta en deuda de los países miembros con mayores dificultades. En este sentido, Didier ha dado un ultimátum al BCE, al asegurar que si la institución financiera europea no hace algo para frenar la especulación sobre la deuda de los Estados miembros, la viabilidad del euro será imposible, debido a que muchos países miembros no podrán afrontar los altos intereses que les son exigidos por la compra de su deuda y, por lo tanto, se verán obligados a abandonar la moneda única.

El ministro belga también ha tenido palabras para el presidente del BCE, Mario Draghi -quien en los últimos días había defendido que el papel del BCE no era el de comprar deuda soberana-, al que ha recordado que si bien el BCE es una institución independiente, cuyo objetivo es controlar que la inflación se mantenga en niveles inferiores al 2%, también es un objetivo de esta institución la protección del euro.

Las declaraciones del líder belga suponen una vuelta a la petición de que sea el propio el BCE el que comience a comprar deuda española e italiana -como ya hizo en el pasado-.

No obstante, el pasado martes, el miembro austríaco del Comité de Dirección del BCE, Ewald Nowotny, propuso una alternativa a la compra de deuda por el BCE -a la que con tanta insistencia se oponen su presidente, Mario Draghi y la canciller alemana, Angela Merkel- que es la de que sea el fondo de rescate europeo el que adquiera la deuda de los países soberanos en problemas, para lo que se requeriría la concesión de una licencia bancaria a dicho fondo.

Ésta última idea ha sido bien recibida por el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo (en la imagen), quien ha considerado que es una opción razonable para que pueda frenarse la incesante especulación contra la deuda española. No obstante, el líder de la diplomacia española ha recordado que, aunque este plan es bueno, hasta que se otorgue de manera efectiva dicha licencia al fondo de rescate, es el BCE el que debe adquirir deuda española -ya que se requiere de manera urgente- ya que como bien ha recordado Margallo, la prima de riesgo y los intereses en los bonos a 10 años, no han parado de incrementarse desde que el BCE adoptó la postura de no adquirir más deuda española.

No obstante, todas estas recetas son remiendos a corto plazo, porque lo cierto es que si de verdad se quiere lograr una auténtica integración fiscal europea a largo plazo, no puede continuar existiendo una única máquina de hacer dinero y 17 bancos emisores de la eurozona, ya que de continuar así, las desigualdades en la eurozona nunca cesarán, ya que mientras Alemania financia su deuda al 1% -lo que permite garantizar su viabilidad financiera-, España necesita abonar más de un 7% de interés para poder colocar su deuda.

Gabriel López

gabriel@hispanidad.com