El Papa no ha provocado ningún escándalo, más bien ha sido víctima del escándalo creado por un empleado desleal

El pasado 23 de mayo fue arrestado Paolo Gabriele, hasta entonces mayordomo del Papa, por la filtración de cartas confidenciales de Benedicto XVI. Tras permanecer 60 días en la cárcel, el 21 de julio obtuvo el arresto domiciliario. Ahora, y según la sentencia publicada por la Santa Sede, será enviado de nuevo a juicio por robo con agravante. Junto a él, también será enjuiciado el empleado de la Secretaría de Estado del Vaticano, Claudio Sciarpelletti, para responder por el delito de encubrimiento.

El proceso se celebrará en septiembre, y podría terminar con Gabriele en la cárcel para los próximos seis años. Está claro que lo que algunos se empeñan en presentar como un escándalo del Vaticano, con Papa incluido, no es más que el delito de un empleado desleal que ha perjudicado directamente a Benedicto XVI y lo ha convertido en su víctima principal.

Pablo Ferrer

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