Lo bueno que tiene Henry Kissinger es que se le entiende todo. Ante todo, Kissinger no es ni de izquierdas ni de derechas, es un elitista autoritario, que siente una profunda desconfianza por el igualitarismo. Henry es de los que piensan (jamás se atrevería a decirlo) que su voto no puede valer lo mismo que el del limpiabotas o el vendedor de periódicos de la esquina. El más famoso secretario de Estado norteamericano del siglo XX no cree ni en el capitalismo ni en el socialismo, tampoco en liberales o estatistas, no es un pacifista pero tampoco adora la guerra. Kissinger es simplemente un aristócrata, partidario, por tanto, de la teoría de la conspiración, que no es la creada por paranoicos sino por aquellos que consideran que, por encima de la ideas, están los modales y de que como los viejos "snob" británicos, no conviene asombrarse por nada ni ofrecer la vida por otra cosa que por la vida misma, por seguir viviendo, y a ser posible comer con cubiertos de plata.
Pues bien, Kissinger acaba de publicar una nueva tesis que seguramente contará con el beneplácito de muchos. Titula el muchacho: "Se desplaza el centro de gravedad de los asuntos internacionales". Se desplaza hacia Asia, quiere decir, mientras asegura que "debido a que su percepción del interés nacional es tan semejante al nuestro, Rusia, China,
Es una de esas frase muy ‘kissingerianas'. Quiero decir, muy lógicas al tiempo que rotundamente falsas. Desde la colonización china, a la que llegaron tarde, pasando por el nuevo Japón surgido de
Pero Kissinger habla de "interés nacional", y manifiesta que "el centro de gravedad de los asuntos mundiales se está moviendo hacia el Pacífico", porque "los atlantistas están cada vez más preocupados por si el aspecto no estatal de la unificación europea se podrá reconciliar alguna vez con la experiencia de un país movido por ideas de Estado". En definitiva, lo que dice Kissinger es que
La verdad es que en países como Japón o China, lo del patriotismo está pasando a la historia con celeridad. El patriotismo de los japoneses se ha diluido en su consumismo, y el de los chinos en su única aspiración vital colectiva: marcharse de China para poder sobrevivir. Pero dejemos eso.
Lo que quiere decir Kissinger es que la nueva élite mundial está en el Pacífico, y que Europa debe quedar relegada (como buen elitista, don Henry siente un profundo desprecio por el mundo hispano, asimismo muy volcado hacia el Pacífico, por si don Henry lo había olvidado) en el siglo XXI.
Es cierto que Europa no volverá a dirigir el mundo hasta que no pueda ser ella misma pero uno diría que Kissinger tiende a creerse su propia propaganda. Miren ustedes, más allá del problema del Islam, existe, más al Este, una filosofía mucho más peligrosa: el panteísmo oriental, del que participa el comunismo chino, el capitalismo japonés,
Lo de Kissinger y demás elitistas es como si cambiaras al oro europeo simplemente porque está sucio, por latón dorado y brillante. No, lo que hay que hacer es limpiar el oro. Europa debe limpiarse, pero Estados Unidos cometería un error si en lugar de aprender de la madre europea se fuera con la madrastra asiática.
Se me podrá contestar que probablemente la intención de Kissinger no sea otra que la de favorecer los negocios en Asia de su última firma patrocinadora. Bueno, pero las razones espurias nunca han eclipsado la discusión teórica que provocan. Y nada hay más práctico que una buena teoría.
Eulogio López