Ningún país europeo quiere que le birlen sus grandes empresas, porque sabe que de esta forma pierde decisión de inversión. Así, franceses e italianos decidieron no privatizar, Alemania metió a sus ‘lander' en el capital de las grandes compañías y España se conformó con que las cajas de ahorros protegieran la españolización de sus escasas multinacionales.
Sólo el Reino Unido permitió la entrada de capitales extranjeros, aunque ha puesto mucho cuidado en no perderAsí, que la canciller Angela Merkel lo ha tenido claro: ley por la que el Gobierno alemán deberá aprobar la compra del 25% de empresa estratégicas alemas -recuerden que para los franceses Danone era una empresa estratégica francesa- por parte de determinados fondos, como, por ejemplo, fondos soberanos del Golfo Pérsico.
Bruselas calla por el momento, aunque todos sabemos que si un país intermedio, como España, hubiese lanzado esa norma la Comisión Europea ya nos habría crucificado. Sabido es que en Europa todo depende de quién haga qué, como sabida es la influencia de Zapatero en la Unión es, como las fincas en Extremadura, manifiestamente mejorable.
Por tanto, deberíamos calcar en España la iniciativa alemana. De esta forma, nos estaríamos montando en un tren con locomotora en Berlín. Ya no sería el despreciable ZP quien abanderaría esta opción, sino la poderosa Angela Merkel. Y encima, los alemanes se quedarían muy contentos de contar con un apoyo en el seno de Europa.
O eso, o habrá más endesas en España.
Eulogio López
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