España necesita una reforma laboral en serio para poder crear empleo. De otra manera, necesitaríamos crecer al menos un 2,88% para crear empleos según un estudio econométrico elaborado por la universidad Pablo Olavide de Sevilla. Esto es lo urgente. Y no hay nada peor que conceder el derecho de veto a los sindicatos.
Por eso la minireforma acordada no resulta satisfactoria. Que el recorte de horas de trabajo sea financiado con dinero público no es sino extender y universalizar la chapuza de los EREs temporales. Funcionan muy bien porque resultan gratuitas para el empresario y un chollo para el trabajador: cobrar lo mismo por trabajar menos. Además, el modelo alemán exige que las horas libres se dediquen a la recapacitación profesional. Y no parece que España esté por la labor. Entre otras cosas porque la formación profesional es un desastre como demuestra la fundación tripartita.
El propio Campa apelaba a la necesidad de una reforma laboral en serio e incluso apostaba por la necesidad de recortes drásticos en los salarios si queremos ganar competitividad. Ahora que es secretario de Estado de Economía, permanece silente.