Y hablando de telebasura El pasado martes 21, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, clausuraba en la Asociación de la Prensa de Madrid un seminario internacional sobre televisión. Todo transcurrió según lo previsto, porque, últimamente, los congresos se realizan para no decir nada importante en el atril, sino en los pasillos.
El caso es que los representantes de televisiones francesas, italianas y portuguesas presentes en el acto fueron invitados a almorzar por los organizadores. Y la verdad es que los españoles pasaron un poquito de vergüenza. En mitad de la comida, Jean-Noël Dibie, director adjunto de relaciones internacionales de France TV, se mostraba sorprendido por el nivel ciertamente grosero de los canales de televisión españoles. A pesar de la secular tradición liberal francesa, el galo estaba un poco espantado. Lo más curioso es que sus colegas italiano y portugués hicieron hincapié en la misma cuestión y en parecidos términos.
Dibie también manifestó su sorpresa por el hecho de que España incumpla una norma no escrita, pero habitual, en cada vez más países, de que los contenidos pornográficos, especialmente violentos, o simplemente la llamada televisión rosa, se emiten en televisión de pago, cerrado al gran público, sobre todo infantil y juvenil. En definitiva, España se ha convertido en el reino de la telebasura. Hasta los franceses se escandalizan de nuestra programación.