Sr. Director:
Quisiera llamar la tención sobre una encuesta publicada por un medio en Internet, en donde la gente opinaba, en su mayoría, que debería ser autorizada la eutanasia en España.
Es evidente que la manipulación que del asunto de la película "Mar Adentro" se ha hecho nos lleva a pensar en la falacia de la salida fácil, echando por tierra la grandeza que supone vivir la vida, aunque sea en condiciones tan difíciles como las de un tetrapléjico, que, si algo merecen, es dignidad, no actos cobardes.
El otro día supe de una monjita, ya anciana, que no podía valerse por sí misma, y que en un convento era cuidada por otras monjas; literalmente no podía valerse por sí misma, en nada. El que me lo comentó expresó un "eso no es vivir", y cuando yo le repliqué diciendo que una vida así es una oportunidad de dignificar el servicio de los que se ofrecen a hacer más llevadera su vida, y hacer que el amor no sea sólo de palabra, sino con hechos, es que no supo qué decirme.
Para los que apoyan la eutanasia, les diría que nos pasaría lo que en Holanda, en donde los ancianos son eliminados por considerarlos inútiles, o por ser un "gasto innecesario" para el erario público. Muchos de la tercera edad ruegan, antes de ser internados, que no les quiten la vida de manera artificial, que quieren morir como vivieron: con dignidad. Esto nos espera.
Es evidente que España ya no cree en sí misma, cuando una mayoría está dispuesta a aceptar una eliminación de los más débiles (entiéndase ancianos y niños en el vientre de sus madres). La misma consternación que nos produjeron los atentados del 11 de marzo pasado, debería producirnos semejantes aberraciones, pero nos hemos vuelto insensibles, y además nos sentimos en la cima del mundo. Qué irónico. Si España deja de creer en sí misma y se convierte en otro país más de esos carniceros de los más débiles, habremos perdido la dignidad que otrora tuvimos, y que parece que nunca volveremos a enarbolar.
Luis Manuel Sáez
luismasaez@yahoo.com.mx