Sr. Director:
Oímos hablar del turismo funeral en Suiza, del caso del sádico Doctor Baumann en Baviera, de la enfermera húngara que se cargó a 40 pacientes por compasión, según ella, y de casos ocurridos en diversos hospitales.
Consecuencia de la cultura de la muerte, es que se hable de muerte digna, vocablos que maquillan la eutanasia, palabra que tiene mala prensa por tratarse de homicidio. En España, el Gobierno presentó en noviembre un proyecto de ley para la muerte digna. Aunque diga Rubalcaba que no es una ley de eutanasia, muchos tememos que se trate del principio. Malo es que nos acostumbremos a derivar lo delictivo hacia lo normal, como ha sucedido con el aborto. Se empieza por eliminar a ancianos y a enfermos crónicos o terminales (porque producen sujeción e incomodidades; o porque los parientes esperan impacientes la herencia o porque quieren huir de la molesta presencia del dolor; o por sadismo). Ya puestos, ¿no podría desaparecer del Código Penal el sacrificio de importantes grupos humanos por considerarlos, al igual que los nazis, que son vidas sin valor? Para que se acepte la eutanasia, se habla de muerte digna e indolora y se airean casos conmovedores; pero el motivo real es el propósito de un grupo de adinerados masones norteamericanos muy influyentes y equivocados, de reducir la población. Ahora que hay crisis económica generalizada como en tiempos del nazismo, ¿no aumentará el peligro?
Josefa Morales de Santiago
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España resbala hacia la eutanasia
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