Los pagó con dinero público, a una media de 1.000 euros por aborto, lo que suma 133 millones de euros. Las cifras han sido publicadas por Manuel Morillo en Religión en Libertad y demuestran esa rutina viscosa en la que ha caído el Partido Popular, al que el calificativo que mejor le cuadra es el de tibio.

¿Es evitable esto? Naturalmente que es evitable. La Ley Aído perpetró esa blasfemia contra el Espíritu Santo que consiste en cambiar lo bueno en malo y lo malo en bueno, en llamar Dios a Satán y a Satán, Dios. Es decir, que el aborto ya no era un mal menor sino, según el Zapaterismo, un bien. Para ser exactos, un derecho. Vamos, el asesinato convertido en una de las bellas artes más loables.

Aún así, aunque sea un derecho, los derechos no tienen por qué ser pagados por los demás, porque esos 133 millones son dinero público. También tengo derecho al trabajo y eso no significa que el señor González tenga que contratarme, y pagarme, dónde y como yo quiera.

No, tanto Aguirre como González (en la imagen) pueden detener, si quieren, esa sangría de fondos públicos que financia la sangría de los indefensos, de los asesinados en el aborto. Sólo que Aguirre no tuvo redaños para enfrentarse al mal. Veremos si los tiene González. Aunque, como dice Morillo, lo haga por razones económicas, por los recortes. No está mal para una comunidad como Madrid ahorrarse 133 millones de euros.

Eulogio López

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