El principio de respetar las decisiones privadas de cada cual y no entrometerse en la vida privada de los demás es lo que lleva a muchos a estar a favor o a ser indiferentes respecto al matrimonio homosexual. Pero por este mismo principio resulta que esa ley es una grave intromisión en mi vida privada, porque lleva a otros a disponer de un derecho sobre mis hijos y sobre mi dinero, sin preguntarme siquiera mi parecer.
Sobre mis hijos, pues el Estado está decidiendo que puedan ser adoptados por homosexuales: ¿y no es esto meterse en mi vida, decidir por mí, sobre lo que más quiero, sin tener ningún derecho a ello? Y respecto a mi dinero, en la cuestión del matrimonio lo que se discute no es que cada cual conviva y se acueste con quien le parezca (esto no lo niega nadie, faltaría más), sino que lo que está en juego es una serie de beneficios fiscales, pensiones, etc. que he de pagar yo con mis impuestos a esos. Y, entonces, ¿por qué ellos han de tener derecho a unas prestaciones que no tenemos mi hermana que es minusválida- y yo?
Me parece mucho más justo que se atienda a esta y a otras necesidades que están totalmente desatendidas, y que con más razón merecerían ser subvencionadas Por tanto, la pregunta que habría que hacer es ¿está usted dispuesto a que sus hijos puedan ser adoptados por homosexuales? ¿Le parece bien que usted deba sufragar con sus impuestos las relaciones homosexuales? Esto sí que es entrometerse en la vida privada de los demás.
Javier Sánchez-Collado
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