Por eso no sabía que estaba cazando en Andalucía y por eso sabía que para no dimitir lo único que hay que hacer es negarse a ello.
Con el juez Garzón ocurre lo mismo: a un juez no se le pide que sea justo sino que sea ecuánime, porque los jueces no imparten justicia sino leyes. Es evidente que Garzón no sólo no es ecuánime, sino que es un sectario rencoroso que vive, al igual que el presidente del Gobierno, en los años 30 del pasado siglo... con la armas del siglo XXI.
Pero ni Bermejo ni Garzón dimiten: saben que cuando llueve escampa y que el que aguanta, gana. Es el reino de la impunidad.
De lo más peligroso.
Eulogio López
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