Igual que se produce una diferencia cualitativa entre el agua a 99,9 grados y la que supera los cien, pues pasa a estado gaseoso, cabría pensar que hay un "punto crítico" similar entre el chimpancé y hombre.
Esta es una de las ideas que ha sugerido el catedrático y profesor honorario de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Alfonseca, durante su intervención en la Jornada 'Ciencia, Fe y búsqueda de la verdad'.
El ponente subrayaba este salto cualitativo entre hombre y chimpancé, análogo a otros puntos críticos de la física, para ponderar las diferencias entre ambos frente a quienes predican que el hombre no es sino un animal más con el argumento de las similitudes cromosómicas entre la subespecie humana y este tipo de simio.
Muy ilustrativamente formulaba esta idea al señalar que "el hombre estudia al chimpancé, pero el chimpancé no estudia al hombre".
El resultado de este análisis revela dos aspectos. Por un lado, evidencia en magnitudes mesurables (bits, en este caso), la gran distancia que separa al hombre de los animales. Por otro, pone de manifiesto que, en este aspecto, la evolución de las especies se comporta como una "curva creciente".
Es decir, existe una trayectoria creciente en capacidad de contener información. Esto indicaría que "la evolución tiene una dirección", lo que refutaría la tesis de los que equiparan al hombre a cualquier otro animal a partir de la idea de que la evolución no es proceso marcado por un sentido.
José Morales Martín