Al menos, la estrategia ya la tiene clara. Otra cosa es que consiga llevarla a efecto. La primera accionista de la constructora FCC, Esther Koplowitz, busca financiación para comprarle a los franceses de Vivendi su participación en FCC y poder, de este modo, hacer frente a la ambiciosa Acciona, propiedad de la familia Entrecanales.
El asunto es éste. La sociedad B 1998 posee un 51% de FCC. Esta sociedad instrumental reparte su accionariado entre Esther Koplowitz (51%) y los franceses de Veolia-Vivendi (49%). Pues bien, Koplowitz está dispuesta a endeudarse y ser ella quien adquiera a sus socios galos su participación. Sólo después de esta operación, estaría dispuesta a negociar una fusión con los hermanos Entrecanales para formar el primer grupo constructor y de servicios de España (FCC más Acciona). Pero, ojo, una fusión entre iguales. Y la cosa tiene su lógica, porque los Entrecanales controlan directamente un 57% de Acciona más un 3% de forma indirecta. Así pues, considerando la capitalización de ambas compañías, realmente estaríamos en condiciones de casi paridad, al menos si obviamos el 14% en poder de los "Entreca".
A los Entrecanales no les gusta nada el asunto. Ya poseen ese 14% de FCC y lo que quieren es el control de la compañía, y no compartir poder con doña Esther. Es más, están dispuestos a estudiar la impugnación de los acuerdos entre Vivendi y Esther Koplowitz. Recuerden que ese tipo de acuerdos para-societarios fueron prohibidos por el Gobierno, lo que generó el enfrentamiento entre SCH y la francesa Total por la petrolera Cepsa.
Lo que resulta encomiable es que Esther Koplowitz se niegue a convertirse, como su hermana, en rentista y pretenda continuar con la empresa que le legara su padre. Lo malo es que la tercera generación, es decir, sus hijas, no parecen hacer ascos a la posición de rentista. Deben haber aprendido de su tía Alicia.