A tres semanas de las elecciones del 20-N, podemos observar las estrategias de los partidos.
El candidato socialista, con el lastre de la crisis económica, ha apostado por la baza del comunicado de ETA del cese definitivo de la violencia, que cuidadosamente ha venido preparando durante años de negociaciones, haciendo un uso magistral de los tiempos, propiciando la Conferencia de Paz, con mediadores internacionales, y acto seguido el golpe de efecto de la banda, aunque en mentideros políticos se esperaba hace años.
Los medios de comunicación se han manejado cuidadosamente para la causa. El tema económico -lógicamente- se ha bandeado, y se ha procurado hacer los mínimos recortes y reformas -impuestas por la UE- para evitar la desafección de la izquierda. Ha planteado temas más ideológicos, en los que los socialistas son más valientes y fieles con su electorado, como por ejemplo la educación pública y el feminismo.
El candidato popular, ha explotado lo que le interesa a la gran mayoría social: el empleo; y solo ha querido hablar de economía, ocupando la pole position; ha evitado entrar en cuestiones ideológicas controvertidas, pese a ser criticado por la mayoría social de su propio partido. Así, por ejemplo, para no dar argumentos al adversario político, huyendo de confrontación posible, ha ensalzado el comunicado de ETA, alineándose con el actual Gobierno, resaltando que no ha habido negociación alguna con la banda. Tampoco ha entrado en el tema del aborto: derogara la actual ley, poniendo el acento en que una menor de 16 años tiene que tener el permiso de los padres para abortar.
Y es que el tema del terrorismo, según el CIS, preocupa a un 3% de españoles, frente a un 81% que le preocupa el paro. Mientras tanto, el PNV y el PSE, están lanzando propuestas, cada cual mayor, para captar el voto nacionalista radical: desde acercamientos de presos de ETA, a la liberación de los mismos, o la independencia del País Vasco. ETA, rentabiliza su comunicado, y aprovecha que le dejan entrar en las instituciones con la nueva marca Amaiur, que ya tiene, en intención de voto, entre 5 a 9 diputados en el Congreso. La clave, como ocurriera en las municipales, y editorializaba este jueves en El País: la cuestión económica ha convertido en papel mojado todas las estrategias electorales.
Javier Pereda Pereda