La Junta de Accionistas de Eurobank (a la que el Banco de España y el Gobierno han retirado la licencia y, por tanto, abocado a la liquidación) resultó muy divertida.

 

Una de las marionetas de Eduardo Pascual, fundador, primer accionista y presidente de Eurobank, en representación de las mutua Excell Life (a través de las cuales, Pascual controlaba Eurobank y que fueron intervenidas por la Generalitat), pidió que se ejerciera la Acción Social de Responsabilidad contra el presidente de Eurobank, Rubén Manso, a quien el propio Pascual cesó, en un golpe de mano que apenas le serviría para nada, dado que un par de semanas después el Gobierno optaría por la liquidación (un gran error, como se verá a continuación).

 

Pues bien, el caso es que nuestra marioneta propone, y la Junta, controlada por Pascual, accede, ejercer la acción social de responsabilidad contra Manso, por dos razones igualmente cachondeables: la primera, haber provisionado en demasía. Para un banco en suspensión de pagos e intervenido judicialmente, no parece que ningún exceso de provisiones pueda resultar contraproducente. Pero el segundo motivo de los junteros es mucho más curioso: se acusa a Manso de "colaborar" con las autoridades. Se entiende: con la autoridad del Banco de España. Y claro, eso no puede ser: ¿qué sería de Pascual si el primer ejecutivo de su banco (aún posee un 62% de la entidad) colabora con la autoridad supervisora?

 

Por cierto, ¿qué provocó el golpe de mano de Pascual, que se presentó con matones en la oficina central de Barcelona para expulsar a Manso y retomar el control? Pues, muy sencillo, que, por vez primera, los interventores judiciales habían autorizado a Manso para emprender acciones legales contra una serie de empresas de Pascual, cuyos créditos estaban avalados por sus mutuas. Estamos hablando de 7,1 millones de euros. Y eso Pascual no estaba dispuesto a aceptarlo: antes morir que pagar. De hecho, la nueva dirección (otro grupo de empleados de Pascual, capitaneados por Javier Barceló) lo primero que hace es intentar paralizar esas  actuaciones y disolver Eurobank, para evitar que el banco, por presión de los interventores judiciales, le reclamara a Pascual las deudas que tenía con él.

 

Así que el Banco de España, que ya había expedientado y/o sancionado a todos los consejeros de Eurobank con excepción de Manso, harto de los trucos de Pascual, decide retirarle la licencia y liquidar la entidad. El Gobierno ejecuta la orden por decisión del Consejo de Ministros del 30 de abril.

 

Ahora, bien, ese ha sido el error del instituto inspector y del Ejecutivo Zapatero. A ver si nos entendemos. Las claves de la crisis de Eurobank son dos: que Pascual pagara lo le debía a Eurobank y que la entidad no se liquidase, porque cuando una entidad entra en liquidación sus prestatarios dejan de pagar. Y eso es justamente lo que ha ocurrido. Desde el viernes 30 de abril, cuando el Consejo de Ministros toma la decisión, se ha disparado la morosidad. Como un deudor de Eurobank advirtió: "Si Pascual no paga, yo tampoco". Era lógico que esto ocurriera, ya que la decisión contra Pascual puede ser, a la postre, algo que beneficie al propio Pascual o, esto es más seguro, que perjudique a los depositantes del banco que aún no han cobrado y al Fondo de Garantía de Depósitos, que ha adelantado el dinero para pagar a aquellos clientes de Eurobank que poseían menos de 20.000 euros en depósitos.

 

En cualquier caso, aún queda la esperanza de que la Fiscalía tome el caso Eurobank de la mano, como ya ha manifestado el nuevo fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido.