No sea soberbia, señora, aunque sea germana. Fue usted la que se preocupó más de encontrar culpables que de encontrar soluciones. Y la bacteria homicida se le ha reído en la cara.
La actitud alemana y la de otros países que se apresuraron a tirar las verduras y hortalizas mediterráneas es un claro exponente de lo que está ocurriendo en Europa: cada uno mira para sí. En la Unión ha desaparecido la solidaridad, que fue su vehículo fundacional y su esencia durante décadas. Es hora de recuperar ese principio o el proyecto seguirá como está: varado. Y si sigue así, la Unión se va a ir por donde amargan los pepinos.
Eulogio López
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