Empieza a aclararse el chantaje revolucionario al que Evo Morales, el amigo del presidente del Gobierno está sometiendo a Repsol YPF. Dos nuevos directivos de Andina, la corporación de Repsol YPF en aquel país, han sido llamados a declarar, tras la detención del número uno de la petrolera española en el país, Julio Gabito y de su hombre de confianza, que ya conocen los calabozos del Gobierno Morales.
Ahora, Morales va poniendo las cartas sobre la mesa. Lo que quiere es controlar Andina, hoy por hoy un 50% de Repsol y otro 50% del Estado boliviano. Quiere la mayoría, aunque la tecnología y la inversión correrían, como ahora, a cargo de Repsol YPF. Una petición muy revolucionaria por poco sensata. Lo importante en la industria del petróleo son los impuestos que el Estado cobra a las petroleras, y que estas paguen dichos impuestos. Pero, al parecer, no. Por cierto, Morales ha sido más duro con Repsol YPF que con ninguna otra empresa, incluidas las norteamericanas. De mis amigos líbreme Dios, que con mis enemigos me basto yo. ¿Y qué hará Repsol YPF? Pues posiblemente, aceptar la petición. Antonio Brufau necesita reservas de petróleo y de gas. Y Bolivia las tiene.