Sr. Director:

La actitud de Rodríguez Zapatero ante la visita de Benedicto XVI a Valencia es una muestra de que en España estamos viviendo momentos difíciles en el terreno político y social. Las relaciones entre el Gobierno y los católicos españoles están marcadas por discrepancias profundas a las que el Papa ha hecho referencia con el tacto y la sutileza que le caracterizan. La trasnochada ofensiva laicista del PSOE es responsable, sin duda, de este desencuentro, traducido en leyes inaceptables para la moral católica y en conflictos prácticos sobre temas de enseñanza y financiación de la Iglesia.

El Santo Padre ha marcado las pautas del nuevo discurso para reconducir las relaciones. Nada se gana con las declaraciones ruidosas, sino que la clave consiste en buscar una fórmula inteligente para encauzar tensiones y aproximar posturas. En este contexto, Rodríguez debería rectificar de inmediato su actitud hacia la Iglesia. Es una exigencia del sentido común y un deber que impone a los poderes públicos el artículo 16 de la Constitución. En este caso se ha demostrado que Zapatero, es ya ex campeón del talante, y ha quedado en evidencia. Pero ni los desplantes de un político que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias pueden empañar un acontecimiento de dimensión universal que toda España ha seguido con la máxima atención.

Jesús D Mez Madrid

jdmermar121@hotmail.com