Como ocurrió a mitades de los años 70 (El exorcista, La profecía, etc) últimamente abundan en la cartelera películas que abordan el asunto de la posesión demoníaca o de la presencia de Satanás en el mundo. Algunas realmente bien resueltas como El exorcismo de Emily Rose (que estaba basada en hechos reales) o, las más abundantes, como la que nos ocupa, que deparan pocas sorpresas argumentales.

La actriz tejana Renée Zellweger, habitualmente encasillada en papeles de comedia (todo el mundo la recuerda por su encarnación de la frívola Bridget Jones), ha querido cambiar de registro y sufrir un poco en la pantalla protagonizando un largometraje del género que más gusta a los adolescentes: el de terror

A una trabajadora de servicios sociales, Emily Jenkins, le encargan un misterioso caso de maltrato infantil: la victima es una niña de 10 años a la que sus padres intentan asesinar. Emily, muy involucrada en el tema, decide llevarse a la menor a casa hasta que aparezca una familia adecuada que quiera acogerla

Expediente 39 aporta pocas novedades al género y recurre sin cesar a golpes de efecto que cumplen con su misión: tener al espectador entretenido y en tensión. Pero quítense de la cabeza la idea de que la película analiza o se toma en serio el fenómeno de la posesión: simplemente se limita a mostrar los desastres que un ser diabólico causa a su alrededor (por favor, aquí no hagan chistes recordando los desmanes de  ciertos políticos). Por tanto el mejor hallazgo de esta película se encuentra en la actuación de la niña Jodelle Ferland: es uno de esos menores que actúan tan bien, son tan convincentes en sus papeles, que ellos sí dan verdadero miedo 

Expediente 39 se estrenó en España el pasado 28 de agosto

Para: Los que disfruten pegándose sustos en el cine Si tienen más de 15 años deben preocuparse