Siempre he dicho que el peor gobierno es el Gobierno de los jueces. Les tengo pavor, más aún que a políticos y banqueros.
El Constitucional portugués ha echado por tierra parte de los recortes del Gobierno de Pedro Passos Coelho.
Y el primer ministro ha reaccionado bien: no habrá subidas de impuestos pero sí reducción de gastos. La decisión es acertada pero los jueces lo ponen difícil, porque subir impuestos no es ilegal, aunque suponga un atentado contra la propiedad privada, pero reducir prestaciones públicas, que a través de medio siglo de Estado del Bienestar han pasado a ser consideradas derechos inalienables, sí que lo es.
Desde Alemania, le animan a seguir con los recortes. Es decir, al Gobierno de Lisboa la extorsionan por arriba y le boicotean por abajo.
Y la historia de Portugal es la historia de Europa. No hay dinero para financiar el Estado del Bienestar al que nos hemos acostumbrado -más malestar que otra cosa, dicho sea de paso- y no hay ingresos para pagar las prestaciones públicas, especialmente las de una sociedad envejecida.
Y la solución no es subir impuestos, especialmente impuestos laborales, que desaniman el empleo. La solución es, precisamente, bajar los impuestos y bajar las prestaciones públicas. Ahora bien, el Tribunal Constitucional dice no.
Ahora bien, recuerden lo que decíamos días atrás: los españoles prefieren las prestaciones públicas al pleno empleo. Si todos los europeos están en esa línea, apaga y vámonos.
Y en esas conocemos la muerte de Margaret Thatcher (en la imagen), la mujer que acabó con el Estado del Bienestar más completo del mundo -y más en quiebra-: el británico.
El modelo Thatcher se basaba en su famosa frase: "A la gente hay que enseñarle a valerse por sí misma". Es decir, nada de que el Estado cuide de ti de la cuna a la tumba. Su amigo Reagan lo explicaba de otra forma: "Estas son las siete palabras que más temo: 'Soy del Gobierno y vengo para ayudarle'".
Ahora bien, no olvidemos que Thatcher se cargó muchas prestaciones sociales pero, eso sí, redujo los impuestos laborales y creó empleo. España optó por lo contrario y ahora, en 2013, dos economías en recesión, se distinguen por dos aspectos fundamentales: el paro en el Reino Unido no llega la 8% mientras en España supera el 26%. Y otra distinción: en España el salario medio es la mitad que en el Reino Unido".
Al parecer, el modelo Thatcher funciona mejor que el español y portugués.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com