Sr. Director:
Seguro que todos queremos que los niños y jóvenes tengan muchos datos y vivencias positivas, pero en las concreciones prácticas de ética y moral hemos de poder "estar presentes" los padres. Y así, personalizar mejor los márgenes, las experiencias y las argumentaciones que ponemos en sus manos, tanto en la escuela como en la familia.
Para esa buena educación, creo que no es justo ni eficaz cargar a los profesores con esta Educación para la Ciudadanía. Moralizar o adoctrinar al margen de los padres está claro que no es el principal cometido de los docentes. Ni para ellos ni para nadie puede suponer eso un avance en la buena convivencia.
Aprovechemos y valoremos las actividades formativas que nos proponen a los padres desde las diferentes administraciones públicas, universidades, colegios, asociaciones o entidades de reconocido prestigio. Por ejemplo, los cursos de orientación familiar, escuelas de padres, charlas monográficas de tiempo de familia, reuniones divulgativas, ciclos de conferencias, estudios universitarios sobre la familia, etc.
En todo caso, si de verdad queremos educar en ciudadanía, se ve imprescindible por parte de quien ostente cualquier poder político, una actitud abierta, respetuosa y responsable, que garantice el pluralismo ideológico y la libertad.
Emili Avilés Cutillas
emiliaviles@gmail.com