Es habitual que los abortistas utilicen diferentes máscaras para defender sus fines. Lo de matar niños no les convence ni a ellos, así que parten de asuntos tan lejanos como la supuesta protección de la salud sexual y reproductiva para concluir que hay que legalizar el aborto. Es el caso de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), que en estos días sale en los medios, pero no por defender la sanidad pública, sino por exigir que se fuerce a los farmacéuticos a vender píldoras abortivas y a los políticos que se pongan a favor del aborto. ¿Qué tienen que ver estos asuntos con la sanidad pública? ¿A qué intereses sirve la FADSP y su presidente, Marciano Sánchez Bayle?
En este interesante documento, el Instituto Efrat expone el recorrido histórico de la FASDP: su apoyo al Dr. Morín, su adhesión al manifiesto abortista de 2007 y sus descalificaciones de fanáticos religiosos contra quienes no comulgan con sus ideas. Todo ello convenientemente regado con subvenciones públicas.