Y por lo general, observarán que los que trabajan por interés suelen titularse liberales, en sentido moral, filosófico o económico, que, no se lo digan a nadie, pero son todos lo mismo. Y es que el libre mercado es un planteamiento o una ideología extraordinariamente cómoda para el interesado. Al final, en lucha por el poder, que no otra cosa es la cuestión social, la invocación del mercado evita muchos malentendidos: que el pez grande se coma al chico, eso sí, en nombre de la libertad. Por decirlo de otro modo, el liberalismo no es un ideario, sino cualquier ideario en su versión más ácrata: la del fuerte que engulle al débil. En cuanto tratamos de evitar el abuso, dejamos de ser liberales. Por eso, Chesterton, miembro del Partido Liberal, siempre respondía lo mismo a la eterna pregunta que le formulaban: Sí, todavía creo en le liberalismo, pero adoro aquellos felices años de mi juventud en que también creía en los liberales. El arquetipo del liberalismo no es Adam Smith, sino Charles Darwin. Pero es inútil discutir esto con un liberal: a los liberales les ocurre lo mismo que al genial Borges con los peronistas, de quienes decía: No son ni buenos ni malos, son incorregibles.
Volviendo a la polémica AES-FJL, que se ha saldado a lo liberal: Don Federico, un señor, como creo haber dicho antes, les ha calificado de ultraderechas y hemos terminado : a fin de cuentas, calificar es más difícil que definir. Dicho esto, añadiré que no me gusta AES. Ya he explicado muchas veces que López Diéguez me gusta bastante más que su formación: es un cristiano coherente que ha realizado una gran tarea en España: construir un partido patriótico y liberarle de las malas compañías que anidaban en la extrema derecha española, incluyendo ese señor dedicado a los burdeles, que es un oficio al parecer, muy lucrativo, siempre que disponga de una gestión adecuada y moderna. Y también ha conseguido López Diéguez, librarse de neonazis, matones e indeseables de parecido pelaje. Sin embargo, no me gusta AES porque es un partido en cuyo frontispicio está colocada la unidad de España -por cierto, igualito que d. Federico, aunque luego plantearemos la diferencia- y luego, como colgando de ello, otros principios, a mi entender más importantes, y en los que se juega el futuro del mundo actual, como la vida, la familia o la justicia social. Por eso me quedo en Familia y Vida, por eso no me gusta AES. Cuestión de prioridades.
Ahora bien, dicho todo esto, mucho me temo que el FJL que acusa a AES de romper el PP (¡ojalá, hijo, ojalá!) es el mismo que está ofreciendo el modelo más interesado que interesante: plutocracia capitalista y un enemigo común, en este caso los nacionalistas y los socialdemócratas. A don Federico -¿he dicho que es un señor?- le encanta recordar que somos el referente intelectual de la derecha, quizás porque considera que si es la estrella de una emisora católica debe emplear el plural mayestático, ahora que los papas parecen tentados a prescindir de él.
FJL no es el referente de la extrema derecha. No, no es de la Nueva Derecha española: neoliberalismo, centralismo y aversión a las prestaciones públicas. Se planta cada día en el micrófono con una ristra de insultos para políticos de izquierda o de derechas, para intelectuales de uno y otro signo, pero observen con qué primor trata los grandes banqueros y empresarios. Nunca oirán de sus labios la menor crítica a, por ejemplo, don Emilio Botín. Está clarísimo : es un intelectual y liberal de tomo y lomo. ¡¿Qué digo?! Es mucho más: es un inteberal.
Eulogio López