El vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de valores (CNMV), Carlos Arenillas, esposo de la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, se retira en octubre. Es una pena que espere tanto, porque él es el principal responsable –su presidente, Julio Segura, es conocido como don Tancredo- de un logro considerable: el prestigio de la CNMV no puede mermar, ya no.

El miércoles no lo ha hecho mal: suspendió las cotizaciones de ACS, Gas Natural y Fenosa, pero sólo tras permitir, una revalorización que en una semana ha superado el 35%. ¿Quién se ha forrado en un calentón progresivo que se inició con la filtración a un medio informativo, antes de la comunicación preceptiva al regulador? ¿Por qué no se ha abierto un expediente?

En cualquier caso, lo ocurrido con Endesa, hoy en manos, o así terminará, de una empresa pública italiana, y de Fenosa, amenazada por una empresa pública francesa y una empresa para-pública alemana, tiene su origen en el mismo error, error del Partido Popular. José María Aznar, aunque la cosa ya comenzó con Felipe González, decidió privatizar las empresa estratégicas: Telefónica, Endesa, Argentaria, Tabacalera, Repsol, etc.

Muy liberal, pero de un liberalismo que a la Unión Europea, regida por el eje París Berlín, le importa más bien poco. Bruselas es celosísima de cualquier tipo de traba a la libre circulación de capitales pero, miren ustedes por donde, por presiones parisinas, no le importa lo más mínimo la naturaleza jurídica de las empresas, que sean privadas o públicas. Así que italianos, franceses y alemanes lo tienen muy claro: no privatizan y en paz. Los alemanes también, no se confundan, con la diferencia de que no es el Gobierno federal quien posee empresas sino los lander regionales... que también son Estado, digo yo.

Por eso, los sectores españoles más estratégicos están acogotados por los gigantes de esos tres países, que tiran con pólvora del rey: con erario público, Por eso Iberdrola tiene que defenderse de EDF sin poder comerse a EDF, porque es propiedad del Ministerio público francés. Lo mismo ocurre con ENI, ENEL, E.ON, RWE, Suez, France Telecom o incluso la propia Volkswagen.

O sea que lo ha que hacer es volver a nacionalizar empresa. ¿Qué les parece? Así, todos jugaremos con las mismas reglas.

Sólo hay un país que ha privatizado más que España: Reino Unido. Cierto, pero ellos tienen una City financiera poderosa, que mueve flujos de dinero muy relevantes. Aún así, ha perdido buena parte de un tejido industrial, y ahora, cuando llega la crisis, lo lamenta, porque su margen de maniobra es más escaso.

Eulogio López