El antiguo Gobierno Aznar otorgó una concesión a Repsol YPF para realizar concesiones petrolíferas en aguas canarias –y, por tanto, españolas- no reconocidas por Marruecos. La zona se encontraba en la parte española de la línea imaginaria que separa el mar en dos mitades perfectas entre Marruecos y Canarias, pero Marruecos no acepta la soberanía de esas aguas que considera suyas. Cosas de nuestros agradables vecinos...

 

Además de los problemas internacionales sobre la jurisdicción de las aguas, la petrolera hispanoargentina se encontró con la oposición del Tribunal Supremo, que en febrero de este año anuló las concesiones por  defectos de forma y ausencia de un informe de valoración del impacto medioambiental. Curiosamente, uno de los ponentes de esa sentencia era el socialista Fernando Ledesma.

 

El Ejecutivo popular interino no movió el asunto y el actual Gobierno socialista tampoco ha querido remover la polémica sentencia. Por su parte, Repsol tampoco ha hecho mucho por resucitar el tema porque no confía excesivamente en las posibilidades de extracción a un coste razonable. Además, la petrolera se enfrenta a la oposición medioambiental de los ecologistas canarios, que acusan a Repsol de acabar con el entorno acuífero canario y presionan al Gobierno marroquí para que frene las prospecciones.

 

Coalición Canaria no es ajena a ese movimiento ecologista que trata infructuosamente de controlar. En una reciente reunión patrocinada por Repsol en su sede de Castellana, mientras los directivos explicaban las dificultades del proyecto y su respeto a las normas medioambientales, apareció un hombre vestido de indio guanche con una pancarta de 12 x 8 metros en el que podía leerse: "Repsol, márchate de Canarias". No es extraño que la petrolera no quiera resucitar el proyecto.