En Inglaterra, los bancos, las antiguas casas de préstamo, se identificaban por las llamadas bolas de Lombardía, o tres bolas doradas apiladas en forma de pirámide. A partir de ese símbolo, se podía esperar cualquier cosa. Por ejemplo, se podía esperar que la Fiscalía Anticorrupción descubriera que 600 clientes del BBV (es decir, antes de fusionarse con Argentaria y convertirse en BBVA, si ustedes me entienden) mantuvieran 70.000 millones de las antiguas pesetas en el paraíso fiscal de la isla de Jersey, a través de la banca privada del BBV, de nombre Privanza.

Y era de esperar que lo descubriera El Mundo, y que ligara estas prácticas con la ocultación al fisco de las famosas cuentas secretas, asimismo en Jersey, asimismo a través de Privanza, con las que se lucraron los miembros del anterior Consejo de BBV, presidido por Emilio Ybarra, y que le sirvió a Francisco González, para dar un "golpe de Estado", cargarse a todos los BBV y quedarse como presidente único.

Es curioso, porque en aquel momento, fue el propio FG quien, una vez decidido a copar todo el poder, daba orden de explicarle a El Mundo (no por ello le quitamos mérito a la periodista que lo descubrió, oiga usted) todos los pormenores del caso. O dicho de otro modo, FG se afianza en el cargo gracias a Pedro J. Ramírez.

Ahora se vuelve a la carga, pero con un mensaje un poco distinto: se dice que la elusión fiscal se logra "siguiendo el manual de instrucciones para no pagar impuestos elaborado para el banco de Emilio Ybarra por el actual secretario de Estado de Hacienda, Estanislao Rodríguez-Ponga". Es decir, que a FG, jugando a aprendiz de brujo, se le ha ido el asunto de las manos: ahora resulta que se apunta al número dos de Cristóbal Montoro, el co-conductor de la política económica junto a Rodrigo Rato, esto es, junto al hombre que colocó a FG en la cúspide de Argentaria y luego del BBVA. A eso se le llama jugar con fuego.