El presidente de BBVA, Francisco González (FG), ha ganado la batalla frente al acoso protagonizado en las últimas jornadas por parte de Sacyr Vallehermoso. No obstante, hay quien piensa que la batalla está simplemente aparcada. Y es que los "neguris" expulsados del banco y el asesor monclovita, Miguel Sebastián, le tienen ganas. Pero, curiosamente, el portavoz de Economía del PNV, Pedro Azpiazu, que hace días manifestaba que no le gustaba FG, señala ahora el temor a que Sacyr cambiase "las relaciones internas de poder". Cosas veredes. Tampoco gusta FG al Gobierno de Zapatero, que no ve con buenos ojos la permanencia de los "Rato boys" en las privatizadas.

El asunto se ha saldado con un Sacyr enojado insistiendo en la operación y exigiendo al Banco de España que se pronuncie. A esto hay que sumar el cabreo monumental de Miguel Sebastián, que no ha podido cobrarse su vendetta personal contra el que un día le expulsara de Torre Azca con cajas destempladas por avalar las desmelenadas tesis de Jordi Sevilla sobre el tipo único.

FG ha ganado. Y lo ha hecho con un 0,034% del capital, equivalentes a 1.140.302 títulos. Es decir, apenas 14 millones de euros. Una cantidad ridícula comparado con los 400 millones invertidos por Emilio Botín en Santander, sin contar las participaciones de sus familiares. El hijo pequeño, Javier, recién incorporado al banco "familiar", ha entrado con más de 100 millones de euros. Este es el modelo patrimonialista frente al capitalista del BBVA, un banco "sin dueño". El free float del BBVA es del 94%. Eso sí, FG controla a los fondos de pensiones norteamericanos y a los pequeños y grandes accionistas. Los demás, más que accionistas, son ahorradores. Y así se puede gobernar el segundo banco del país sin poner prácticamente un euro y ningunear a quien pueda ostentar el 3,6% del capital.

Súmenle a esto el hecho de que la mayoría de los consejeros "independientes" son "sugeridos" por el presidente o un accionista de referencia. Estos datos apuntan a la necesidad de efectuar una reflexión sobre el modelo de Gobierno corporativo y la democracia real de las Juntas de Accionistas.