Lo primero que llama la atención del ilustre diputado Sánchez Gordillo (en la imagen) es que está gordillo. Vamos, que no parece pasar hambre. Además, como representante del noble pueblo trabajador, Gordillo se quedó en la calle para dejar que sus chicos hicieron el trabajo sucio: entraran en el Mercadona, cascaran a las empleadas y, en resumen, pudieran entregar alimentos capitalistas, robados al pueblo trabajador, para entregarlos al pueblo okupa que, visto lo visto, tampoco parece que pase mucha hambre.

A los okupas no hay que proporcionarles alimentos, Gordillo, sino juegos de azar, porque no viven acuciados por la gazuza sino por un letal aburrimiento. Es muy duro pasarse todo el día cruzado de brazos, vigilando el inmueble conquistado y evitando el desalojo. A los okupas no hay que llevarles alubias -que además no sabrán cocinarlas- sino una barajita para matar el tiempo.

Creo que fue la Duquesa de Alba la primera en calificar como 'chusma' a los alegres chicos de Gordillo. Tendré que reflexionar sobre la duquesa.

Luego está don Diego Valderas, vicepresidente de la Junta, comunista él, quien, antes filosofar que comer, nos ha explicado que discrepa en la forma con los matones de Écija, pero no en el fondo. Esto es importante. Hay que saber distinguir entre el guantazo a la cajera de Mercadona, que es pura forma, con la idea del fondo del banco de alimentos popular, que es el fondo enhiesto, singular y loable del asalto. Do you understand?

Para mí, si quiere que se lo diga, creo que el más culpable es la cajera de Mercadona, verdadero cipayo de los intereses capitalistas de Juan Roig que, encima, es uno de los tíos más ricos de España. Por ende, un verdadero sinvergüenza.

Nota a pie de página. Lo que más me ha llamado la atención ha sido la justificación del clan de los gordillos, hablando de la creación de bancos de alimentos. No, hombre no: el banco de alimentos es una idea, cómo no, surgida en el seno de la Iglesia, donde se pedía a las grandes superficies, distribuidoras y productoras, que donaran alimentos para socorrer a los verdaderos hambrientos (no okupas, se lo aseguro). Pero los pedían, no los robaban.

Menos cachondeo, ¿no?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com