Sr. Director:
Hay quienes ven el aborto legalizado como un medio para evitar la sumisión de la mujer a ciertos modelos culturales de tipo machista, y como un camino para evitar muertes debidas al embarazo o al aborto clandestino.
La verdad es que en el aborto una madre da permiso para que otros eliminen a su hijo o a su hija. Esto también es un acto violento y, si la vida abortada es femenina, es una violencia contra la mujer. No es bueno solucionar ciertas violencias a través del recurso a otras formas de violencia.
Reducir las muertes de mujeres debidas al embarazo puede lograrse con caminos realmente respetuosos de la mujer y de la vida que lleva en su seno: mejorando la medicina y la atención a las gestantes. No hay que invertir, por lo tanto, en preparar más cirujanos y más equipos para "higienizar" los sistemas abortivos.
Reducir las muertes de mujeres (y de embriones y fetos) como resultado de abortos clandestinos es posible con una cultura de la solidaridad y del respeto a la mujer en una dimensión muy suya, la maternidad, y con el respeto a cada nueva vida. No podemos olvidar que los que ahora hablamos de estos temas fuimos respetados y acogidos cuando estuvimos en el seno de nuestras madres.
Fernando Pascual
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