Anida en el británico una animadversión atávica a todo lo que suene a español, quizás rescoldo histórico de aquellos días en los que el embajador de los Austrias en Londres ponía firme a la mismísima reina época que terminó con el desastre de la Invencible-. Quizás por ello, a estas alturas, el Financial Times continúa hablando en titulares y entradillas, es decir, en lo que lee la mayoría de la gente, de los separatistas de ETA, reservando el término terrorista para el interior del texto o para ningún sitio.
Sin ir más lejos, el lunes el económico británico informaba de que Zapatero remodeló ayer su Gabinete con vistas a las complejas negociaciones de paz con el grupo separatista ETA. Menos mal que España siempre podrá confiar en sus socios europeos.
Por lo demás, la prensa internacional no se ha creído las razones aducidas por Zapatero (Bono se ha ido y por motivos personales) ni las razones de Bono (Me voy porque quiero). Al igual que los medios españoles, todo el mundo sabe que, en efecto, Zapatero ha echado a su ministro de Defensa porque no soportaba varias cosas:
1. Que fuera tan popular como él.
2. Que no le hiciera ni caso.
3. Que boicoteara sus relaciones con los nacionalistas vascos y catalanes, clave para aislar al PP.
4. Que aspirara a quitarle el puesto.
Pero ninguna de ellas constituyó la razón última del cese, que no dimisión: Zapatero cesó a Bono porque así se lo exigían los nacionalistas catalanes de CiU.