Tarde de este lunes en Madrid. Un cliente realiza una compra de un producto que, embalado, ocupa un gran volumen.
Cuando el sujeto quiere llevarse su compra, en la multinacional francesa le indican que no disponen de más bolsas grandes de plástico. Como es obvio, el cliente señala a la dependienta de caja que su deber es reponer este tipo bolsas para surtir eficazmente al resto de usuarios, a lo que la susodicha le indica que no es posible, pero que podría hacerse con una bolsa reutilizable de tela por un euro más.
El cliente insiste en que no tiene por qué pagar nada más, dado que es la empresa la que debe abastecer gratuitamente de las primeras bolsas. Pero la empleada se desquita rápido continuamente repitiendo: se trata de política de empresa, lo cual deja atónito al comprador.
Así que ya están enterados: FNAC aplica subrepticiamente su peculiar política de empresa a conveniencia.