El Parlamento francés ha aprobado el retraso de edad de jubilación de los 60 a los 62 años. Y eso, a pesar de las cinco huelgas generales convocadas por los sindicatos contra estas medidas. Sarkozy suaviza la medida general abriendo la puerta a posibles excepciones en los casos en los que se haya empezado a trabajar de manera temprana o en los trabajos más penosos. Además, se establece un período transitorio hasta el 2018.
Lo llamativo es que los socialistas franceses afirmaron que si llegan al Gobierno darán marcha atrás a las medidas. Es decir, la decisión se toma sin el acuerdo ni el consenso. Está por ver lo que ocurrirá en España. El Gobierno trata de forzar el consenso y le ofrece tiempo al Pacto de Toledo, pero la posición del PP -Partido de los Trabajadores, según Cospedal- es dura. Sobre todo porque el retraso de la edad de jubilación y la congelación de las pensiones son medidas claramente antipopulares que desgastan al Gobierno y apuntalan la victoria del PP. Ahora los populares tendrán que elegir entre la demagogia o la sensatez de una reforma que no es sino el recorte en los derechos sociales como consecuencia del invierno demográfico que sufrimos.
Andrés Velázquez
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