Como siempre, al final es necesario encontrar argumentos de disculpa lo suficientemente convincentes para no cargar con la culpa.
Ahora resulta, según Mariano Rajoy, que el motivo por el cual los 100.000 millones de euros no han aplacado a los mercados, no se debe a la situación de las entidades financieras españolas sino a la compleja supervivencia de la moneda única.
Es una vieja estrategia consistente en que cuantos más sean los implicados, más se diluye la responsabilidad. Decir que la UE tiene un problema sistémico nada soluciona. Para desgracia nuestra y de varios países más, con independencia de haber triunfado en Grecia la opción conservadora, todo parece indicar que volveremos a la Europa de las dos velocidades (y quizá alguna más).
Según todos los pronósticos previos a los comicios griegos, el lunes las bolsas experimentarían un alza importante y ha ocurrido precisamente lo contrario. Concretamente en España el IBEX ha sufrido un batacazo del 2,96%. Al final y como siempre, para salir del paso, habrá que apelar una vez más al BCE para que aporte liquidez y estabilidad.
La creación de organismos como un Ministerio de Finanzas Europeo dotado con total soberanía, siempre encontrará enemigos para su instauración y funcionamiento. El problema, o uno de ellos, es que las distintas naciones europeas, con todas sus peculiaridades, personalidad y diferencias, no guardan ninguna relación de semejanza con los estados americanos y difícilmente admitirían normas e imposiciones del citado Ministerio.
La Unión Europea siempre tenderá a la fragmentación, promovida esencialmente por los países más poderosos para marcar diferencias…Ricos y pobres pueden mantener relaciones pero respetando las distancias y el estatus de cada uno. Por ejemplo, sería increíble imaginar a una Alemania sometiéndose a un control comunitario pero muy normal que ocurra, por ejemplo, que España sea auditada. Todo lo que suponga "cesión de soberanía" es algo impensable para el país teutón. Ellos pueden permitirse la licencia de desconfiar de las demás naciones, pero nunca al contrario.
Lo que si tenemos que zanjar y cuanto antes mejor, es la cateta discusión semántica entre el "rescate" de la oposición y la "línea de crédito" del Gobierno. Lo único que se está consiguiendo con ello es una miserable pérdida de tiempo, tratando de emponzoñar algo que, pudiendo resultar positivo y necesario para España, nazca tarado, criticado y desprestigiado.
Para la UE también resultará prácticamente imposible el asumir una autoridad fiscal; en todo caso permitiría "orientaciones y recomendaciones", pero instrucciones y supervisiones, jamás. En otro orden todavía tenemos muy reciente el fracaso sobre la creación de una Constitución Europea.
Le asiste toda la razón al presidente del BBVA al censurar la altanería del Gobierno, pretendiendo aparentar que la UE no nos está haciendo ningún favor prestándonos dinero cuando es todo lo contrario. Tenemos que a prender a ser humildes y dejarnos de sandeces. Nuestro país necesita soluciones urgentes y no juegos florales. Conviene recordar que los bancos españoles le deben al BCE una cifra en torno a los 330.000 millones de euros, cantidad a considerar antes de nuevos endeudamientos.
Se impone mirar hacia dentro y considerar de qué forma podemos adelgazar el gasto y no precisamente con sucesivas rebajas de sueldo a los funcionarios. Posiblemente sobren algunos pero también deberían estar mejor pagados los necesarios. Podría comenzarse por suprimir la totalidad del parque de vehículos con la excepción del presidente del Gobierno y restantes gastos suntuarios de los cargos políticos. Ya va siendo hora de comenzar a reconocer nuestras tremendas equivocaciones y despilfarros ejerciendo una austeridad espartana. Si no se explica detalladamente lo ocurrido en las cajas, el Gobierno carecerá de fuerza moral alguna para seguir exigiendo nuevos esfuerzos a los ciudadanos.
El FMI sigue apostando porque se suba nuevamente el IVA a los españoles. En efecto, durante el gobierno de Zapatero se engañó vilmente a los ciudadanos mintiendo sobre el déficit el real del Estado y ello merecería que los responsables de tal ocultación fueran severamente castigados. Habrá que tener paciencia pero ello no da derecho a seguir con el mantra de las pifias cometidas por los socialistas en la legislación anterior, cuando de sobra sabemos que con tales acusaciones nada se consigue. Precisamos movernos con realidades que colaboren para salir del atolladero. En lo que todos los organismos coinciden pasa por el férreo control que se debe mantener con el control del gasto de las autonomías.
Los mercados siguen castigándonos sin piedad porque continúan sin fiarse y consideran que todavía no se ha contado toda la verdad sobre la realidad económica española. Prueba evidente de ello es el máximo alcanzado el lunes por nuestra inseparable prima de riesgo, 574 puntos, los bonos al 7% y el IBEX por lo suelos.
Tanto Rajoy como el ministro De Guindos, no se cansan de predicar sobre nuestra solvencia pero es como si lo hicieran en el desierto a la vista de los resultados.
José-Tomás Cruz Varela