Salgado no es amiga de corsés. Así que el pasado viernes dejaba abierta la puerta a pedir una prórroga para el FROB y este lunes insistía en dejar la puerta abierta. La mejor forma de restar presión a las entidades financieras para que cierren el mapa de la reestructuración antes del 30 de junio.
Lo mismo ocurre con la reforma laboral. Supuestamente debería de ir para el viernes 11 de manera que Salgado pudiera vender algo en el ECOFIN del 15. Pero ocurre que no. Ahora se fija de plazo hasta finales de junio. Sin prisas. Los sindicatos descansan. Y quizás tratan de que un nuevo presidente de la CEOE les firme un cheque en blanco. Salgado comprando tiempo. Como su jefe.
Andrés Velázquez
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