Fernando Conte tampoco acepta la sede en Londres ni renuncia a ser el primer ejecutivo, frente a Willie Wells. Eso sí, el fondo de pensiones -cuyo agujero negro podría alcanzar ya los 3.000 millones de euros- se lo queda BA pero acabará por asumirlo la resultante. Por cierto, son los ingleses quienes vetan a Miguel Blesa, a pesar de que representa al primer accionista

¿Estamos en la negociación de los últimos flecos para una fusión British Airways-Iberia? Sí, pero siempre son los más complicados.

El problema es que British Airways tiene un tamaño que duplica la de Iberia, pero es menos solvente y menos rentable que la española, razón por la que prácticamente valen lo mismo en bolsa. No sólo eso, BA tiene un enorme agujero negro, que no es sino el fondo de pensiones de su personal, fondo de prestación definida, verdadero monstruo devorador de la aerolínea británica de bandera.

Así que vamos por partes: Los británicos se han plantado en el 55-45% según han comunicado fuentes de la negociación Hispanidad. El presidente de Iberia, Fernando Conte, no lo acepta, y aunque está dispuesto a que BA pese menos, le gustaría que se llegara a la frontera del 51/49%. Hablamos de la holding rectora, claro está, de la infraestructura por la que se comienza, pues ambas compañías mantendrán balance, gestión y marcas separados.  

Tampoco acepta Conte la sede en Londres. Además, no olvidemos que el propio ministro de Transportes británico, Geoff Hoon no se ha mostrado inquieto por el hecho de que la sede fuera Madrid. Por el momento, el líder de BA, Willie Wells, no cede: Londres.

¿Qué pasa con el fondo de pensiones? Quizás sea aquí donde más ha cedido Iberia. Acepta lo que quieren los británicos: que, dado que no habrá fusión sino en el tiempo, cada cual carga con sus rémoras. Ahora bien, todos sabemos que el fin último es la unificación, el matrimonio, y entonces todos serán gananciales. El próximo día 31 los británicos hablarán del agujero actualizado que representa el fondo de pensiones: seguramente habrá alcanzado los 3.000 millones de euros.

BA propone establecer un calendario de fusión -y sobre el fondo de pensiones de su personal-. De esa forma, se supone que, al estar invertida la mayor parte en renta variable, al final de ese calendario la bolsa habrá remontado. Ahora bien, ¿y si no remontara? Para Iberia, desde luego, es un riesgo, aunque hay que reconocer que si los mercados no remontan en 4 años, probablemente estemos todos muertos.

Por cierto, los británicos vetan a Miguel Blesa. Curioso, porque a fin de cuentas, Blesa representa a Caja Madrid, es decir, la principal accionista de Iberia y de la fusionada. Las relaciones entre el presidente de Caja Madrid y Wells nunca han sido buena. Los británicos aseguran que Blesa se encuentra en una posición de debilidad en la Caja. Astutos ellos.

Gobierno corporativo, eufemismo con el que se alude al reparto de poder. Lo más importante: Conte no renuncia a ser el primer ejecutivo la fusionada, Wells tampoco. Dos modelos: co-presidencia no ejecutiva con un CEO todopoderoso -sistema anglosajón- o co-presidencia ejecutiva (con dos presidentes o con uno más consejero delegado) a lo anglosajón. Este segundo, más complejo, es posible por la peculiar fusión que se prepara -con un holding transitorio de por medio-. Por ahora, es el que tiene más posibilidades de imponerse.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com