Hay cuatro personas en el mundo que no están de acuerdo con la siguiente afirmación: "Raúl Bravo, lateral izquierdo, titular de la selección española es un petardo". A saber: la abuela de Raúl Bravo, la madre de Raúl Bravo, el mencionado Raúl Bravo e Iñaki Sáez, seleccionador nacional.

 

Sin embargo, sólo hay una persona en España convencida de que el centrocampista de ataque Valerón no debiera ser titular en la selección española de fútbol: el seleccionador Iñaki Sáez.

 

Es decir, que la segunda afirmación, la de la no titularidad de Valerón, cuenta con más apoyos aún que los partidarios del destierro de Bravo.

 

La desilusión de la España futbolera, y especialmente de los 20.000 aficionados que se trasladaron a Lisboa para ver cómo, en esta ocasión, la selección no volvía a España en Cuartos, sino en la liguilla clasificatoria, tiene bastante que ver con la animadversión que muchos españoles han cogido al fútbol de club, por sus odiosos mercantilismos. Al final, si el fútbol es cuestión de chequera, puede que se profesionalice mucho, pero dejará de entusiasmar. Si el fútbol lo hacen los ‘florentinos pérez', y no los jugadores con una pizca de creatividad, capaces de dar una alegría a los aficionados, aunque sea de tarde en tarde, capaces de vibrar en otro sitio que no sea el despacho de su gestor de patrimonios, entonces es muy probable que el declive del fútbol no tenga marcha atrás. Porque lo peor de la prematura eliminación de España en el Eurocopa es que los que ganan son los ‘florentinos' y los ‘laportas', los grandes "gestores del fútbol", y un fútbol gestionado es algo así como un enamoramiento pactado.

 

Luego está lo del deporte como semillero de virtudes. Escuchar a Iñaki Sáez eso de que "durante la primera parte controlamos bien el partido" es hacer comulgar a toda una masa de aficionados, cientos de miles, con ruedas de molino, porque los hechos son tercos, y las evidencias mucho más. Sáez es pura humildad, como Raúl, Albelda, Vicente, Torres y compañía. Seguramente, lo que ocurre es que no han sabido "materializar las oportunidades".

 

Eulogio López